Piratas en Ajedrez

Desgraciadamente, en Internet la piratería está a la orden del día. Algunas personas, con la intención de ahorrarse dinero descargan e intercambian cursos completos y material con derechos de autor, muchas veces sin saber siquiera que dicha actividad es completamente ilegal. Otras personas se dedican incluso a vender esos materiales pirateados, estafando doblemente, por un lado a los creadores de los cursos y, por otro lado, a las personas que compran dichos materiales.

Muchas personas apelan al hecho de que lo que se pone en Internet automáticamente pasa a ser de dominio público pero ese argumento es totalmente falaz. Por ejemplo, imagina que vas caminando por la calle y te encuentras una frutería. La fruta está expuesta al público para que las personas que pasean por la calle la puedan ver. Sin embargo, por el mero hecho de que puedas ver la fruta no quiere decir que sea de “dominio público” y la puedas tomar sin pagar, así sin más. Eso es algo que todo el mundo entiende.

“Qué puedas ver algo públicamente no quiere decir que sea de “dominio público” y lo puedas tomar así sin más.”

En Internet ocurre lo mismo. Por el mero hecho de que algo esté colgado en Internet no quiere decir que sea del dominio público. Habrá algunos materiales que sí que sean de libre acceso (porque el autor así lo quiso) y, por tanto, puedes acceder a ellos libremente y disfrutarlos. Sin embargo, hay otros materiales en Internet que, para acceder a ellos, tienes que pagar, igual que ocurría en el ejemplo anterior de la frutería.

Muchas personas se piensan que pueden compartir libremente materiales y recursos por Internet. Sin embargo, esto es ilegal si no existe un permiso expreso del autor de dichos contenidos.

“Es ilegal compartir materiales y recursos por Internet sin el consentimiento expreso del autor de dichos contenidos.”

Algunas personas, al compartir materiales por Internet, argumentan que es como si estuvieran prestando un libro a un amigo. Dicen que ellos han comprado ese material y que, por tanto, les pertenece y pueden, según su criterio, compartirlo con otras personas. Al igual que si compran un libro en una librería y se lo prestan a un amigo para que lo lea. Hasta cierto punto este argumento podría tener algún sentido. Sin embargo, la analogía no es pertinente en este caso, ya que no es lo mismo prestar un libro físico a una persona que compartir un recurso por Internet con cientos, miles o incluso millones de personas.

“No es lo mismo prestar un libro físico a una persona que compartir un recurso por Internet con cientos, miles o incluso millones de personas.”

Para que lo entendamos mejor vamos a poner un ejemplo. Imagina que quieres compartir con mil amigos tuyos un libro que has comprado. Para que esas mil personas puedan llegar a leer el libro tendría que pasar mucho tiempo, ya que el libro físico se comparte con una sola persona cada vez y, por tanto, hasta que no terminase de leerlo el primer amigo no podría pasar a manos del siguiente amigo. El tiempo que se tardaría en compartir el libro con las mil personas sería muy grande. Sin embargo, si ese libro es en formato digital se puede compartir inmediatamente con los mil amigos en un instante.

Hasta aquí podríamos entender que es lo mismo, la única diferencia es la velocidad en el acto de compartir. En un caso (libro físico) se comparte muy lentamente, mientras que en el otro caso (Internet) el acto de compartir con muchas personas es muy rápido. Por eso, muchas veces hemos oído que se dice que vivimos en la era de la información y está al alcance de la mano en un solo Clic.

El problema viene ahora. De momento, parece que todo está correcto: una persona compra cierto material por Internet y lo comparte, poniéndolo a disposición de miles de personas, que podrán disfrutar de dicho material sin pagar nada. Hasta aquí podríamos pensar que es exactamente lo mismo que cuando se presta un libro a un amigo. Sin embargo, hay una primera diferencia sustancial. El libro físico es prestado y, al cabo del tiempo, será devuelto a su propietario. Por el contrario, los recursos que se comparten por Internet quedan en poder de las personas a las que se han compartido dichos materiales. Es como si hubieran hecho fotocopias del libro. Y todos sabemos que es ilegal hacer fotocopias de un libro. De hecho, en las tiendas de fotocopias no hacen copias de un libro completo, solamente permiten hacer unas pocas copias de algunas páginas de dicho libro. Por tanto, al compartir recursos por Internet, si la persona que recibe dicho recurso se lo queda, es como si hubiera hecho “fotocopias” de dicho recurso y, por tanto, si lo comparamos con el ejemplo del libro físico, podemos decir que también es ilegal.

“Al compartir recursos por Internet, si la persona que recibe dicho recurso se lo queda, es como si hubiera hecho “fotocopias” de dicho recurso.”

Además, hay otra razón sustancial, que todavía no hemos tenido en cuenta y que explica claramente que la forma en la que se comparten recursos por Internet es ilegal. Vamos a explicarlo mejor con un ejemplo. Imagina que has comprado un recurso por Internet y lo compartes en las redes. (Como ya hemos explicado antes, ya solamente por compartirlo es ilegal, ya que se trata de un material con derechos de autor y, por tanto, no se puede compartir dicho material sin el consentimiento expreso del autor). Vale, el recurso ya está compartido en la red (ilegal) y hay miles de personas que ven dicho recurso y lo disfrutan sin pagar por él. Estas personas son como esos amigos a los que se ha prestado un libro (en realidad, no es así, ya que, como hemos explicado antes, no van a devolver el recurso a su dueño, sino que se lo van a quedar. Por tanto, es como si hubieran hecho fotocopias del libro completo, lo cual también es ilegal). Estas nuevas personas que tienen una copia de ese recurso lo vuelven a compartir en las redes. Pero este último acto vuelve a ser ilegal, porque ya no es como si estuvieran prestando un libro a un amigo, sino que es como si estuvieran prestando un libro que han robado, ya que inicialmente no habían pagado por el libro (en realidad, la copia del libro). Es decir, en Internet la gente no solamente comparte recursos por los que inicialmente pagaron el precio, sino que también comparten materiales y recursos por los que ni siquiera pagaron. Es como si compartiesen algo que han robado.

“La gente no solamente comparte en Internet recursos por los que inicialmente pagaron el precio, sino que también comparten materiales y recursos por los que ni siquiera pagaron.”

Finalmente, también existe un argumento moral y ético. Los creadores de contenido son personas que solamente tratan de ganarse la vida haciendo aquello que les apasiona, aportando el mayor valor que pueden aportar: su propio conocimiento. Crear buenos contenidos, que sean útiles para todos y aporten valor, lleva mucho trabajo y es justo valorar ese trabajo. Al pagar al creador por los materiales y recursos que crea se le devuelve de manera justa el valor aportado y, además, le anima y le permite seguir creando y aportando nuevo valor. Este ciclo de DAR y RECIBIR es en lo que está basada la Vida entera y hace que todos vayamos mejorando y creciendo como personas, haciendo de este mundo un lugar cada vez mejor para todos.

Por otro lado, muchas personas que acumulan miles y miles de archivos, recursos y PDF pirateados, ni siquiera llegan a estudiarlos. Esto ocurre por varios motivos. Primero, porque tanta información es excesiva y, en realidad, no es necesaria, ya que es mejor disponer de menor cantidad de información pero de calidad y bien seleccionada. Por otro lado, no valoramos aquello por lo que no pagamos el precio. Si hubiésemos pagado por un libro, seguro que lo estudiaríamos a conciencia, a sabiendas del valor que ese libro tiene, ya que pagamos el precio. Si ese libro en PDF nos llega gratis, no lo valoramos y lo dejamos aparcado entre un montón de archivos, que nunca llegaremos a leer.

“Es mejor disponer de menor cantidad de información pero de calidad, bien seleccionada y pagar el precio para apreciarla y estudiarla.”

No hay ningún valor en engañar a los autores y estafar a las personas compartiendo y pirateando materiales por Internet. Con esa actitud no se hace ningún favor a nadie. Si quieres aportar valor a esta sociedad y contribuir a que seamos cada vez mejores personas, debes fortalecer tus valores. Esa es la única forma de ayudarnos de verdad unos a otros y crear entre todos un mundo cada vez mejor.

Muchas personas comparten materiales y recursos por Internet de forma ilegal, alegando que hay personas que no tienen recursos económicos y que, de esa manera, les ayudan. Sin embargo, eso es completamente falso, ya que en el largo plazo no les ayudan a salir de esa situación de penuria económica. En lugar de enseñarles a pescar les están ofreciendo el pescado, sin dejarles que se sientan útiles y capaces de prosperar por ellos mismos. Si de verdad queremos ayudar a los demás, debemos permitir que prosperen por ellos mismos y se sientan capaces de pagar el precio de sus sueños. Porque solamente valoramos aquello que conseguimos con esfuerzo. Por tanto, no debemos pensar que ayudamos a los demás regalándoles gratis lo que en realidad tiene un precio. Es importante dejar que cada uno pague el precio que corresponde y, de esa manera, el ciclo de DAR y RECIBIR funcionará correctamente y todos podremos prosperar.

Así que, solamente tú puedes evitar la piratería ilegal. En tus manos está luchar contra esta lacra que dinamita nuestra sociedad. Puedes suscribirte y apoyar los proyectos que te aportan valor y dar la espalda por completo a ese tipo de estafadores sin escrúpulos. No compres a estafadores ni compartas materiales por Internet, sin el permiso del autor de dichos materiales.

“No compres a estafadores ni compartas materiales por Internet, sin el permiso del autor de dichos materiales.”

La solución al problema de la piratería no está en las leyes, ni en perseguir a dichas personas, sino en la propia conciencia de la gente. Si nadie compra los materiales pirateados, por muy baratos que estén, finalmente los estafadores terminarán por cansarse y dejarán de piratear y compartir dichos materiales y el problema se acabaría.

“La solución al problema de la piratería no está en las leyes, ni en perseguir a dichas personas, sino en la propia conciencia de la gente.”

Si te unes al canal de Youtube para apoyar el proyecto y acceder a vídeos y materiales exclusivos no es para que luego los piratees y los compartas. Por favor, en tus manos está acabar con la lacra de la piratería. Si te gustan los materiales que ofrezco en el canal, por favor, respeta el trabajo de los creadores y no los compartas ni los piratees, para que así, entre todos, podamos luchar contra la piratería ilegal. 🚫 🏴‍☠️

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